miércoles, 5 de septiembre de 2012

“LA IGLESIA 200 AÑOS ATRASADA”




La última entrevista: “¿Por qué no se libera?, ¿por qué tenemos miedo?
 


El Padre Georg Sporschill, el compañero  jesuita que lo entrevistó en “Conversaciones nocturnas en Jerusalén” y Federica Radice han visitado a Martini el 8 de agosto:  “una especie de testamento espiritual. El cardenal Martini ha leído y aprobado el texto”.
¿Cómo ve usted la situación de la Iglesia?
“La Iglesia está cansada en la Europa del bienestar y en América. Nuestra cultura está envejecida, nuestras iglesias son grandes, nuestras casas religiosas están vacías y el aparato burocrático de la Iglesia aumenta, nuestros ritos y nuestros hábitos son pomposos. ¿Pero estas cosas expresan lo que somos hoy? (…) El bienestar pesa. Nosotros nos encontramos allí como el joven rico que con tristeza se fue cuando Jesús lo llamó para hacerlos su discípulo. Sé que no podemos dejarlo todo fácilmente. Pero al menos podríamos buscar hombres que sean libres y y más cercanos al prójimo. Como lo han sido el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador. ¿Dónde están entre nosotros los héroes e los cuales inspirarnos? Por ninguna razón debemos limitarlos con los vínculos de la institución”.
¿Quién puede ayudar a la Iglesia hoy?
“Al Padre Karl Rahner  le gustaba usar la imagen de la brasa que se esconde bajo las cenizas. Yo veo en la Iglesia de hoy tanta ceniza sobre la brasa que con frecuencia me asalta un sentimiento de impotencia. ¿Cómo se puede liberar la brasa de las cenizas de manera de vigorizar la llama del amor? Ante todo debemos reencontrar esta braza. ¿Dónde están las personas llenas de generosidad como el buen samaritano? ¿Qué tengan la misma fe que el centurión romano?, ¿Qué tengan el entusiasmo de Juan Bautista?, ¿Qué se animen a lo nuevo como Pablo?, ¿Qué sean fieles como María Magdalena? Yo aconsejo al Papa y a los obispos buscar doce personas fuera de serie para puestos directivos. Hombres cercanos a los más pobres y que estén rodeados de jóvenes y que experimenten cosas nuevas. Tenemos necesidad de encontrarnos con hombres que ardan de manera que el espíritu pueda difundirse por todas partes”
¿Qué instrumentos aconseja contra el cansancio de la Iglesia?
“Recomiendo tres muy fuertes.
El primero es la conversión: la Iglesia debe reconocer sus propios errores y debe recorrer un camino radical de cambio, comenzando por el Papa y por los obispos. Los escándalos de la pedofilia nos obligan a emprender un camino de conversión. Las preguntas sobre la sexualidad y sobre todos los temas que abarcan el cuerpo son un ejemplo de ello. Estos son importantes para cada uno y a veces quizás son incluso demasiado importantes. Debemos preguntarnos si la gente escucha todavía los consejos de la Iglesia en materia sexual. ¿La Iglesia es todavía en este campo una autoridad de referencia o solo una caricatura en los medios?
Es segundo es la Palabra de Dios. El Concilio Vaticano II ha restituido la Biblia a los católicos. (…) Sólo quien percibe en su corazón esta Palabra puede formar parte  de quienes ayudarán a la renovación de la Iglesia y sabrán responder a las demandas personales con una elección justa. La Palabra de Dios es simple y busca como acompañante un corazón que escuche (…). Ni el clero ni el Derecho eclesiástico pueden sustituir la interioridad del hombre. Todas las reglas externas, la leyes, los dogmas nos sirven para esclarecer la voz interior y para el discernimiento de los espíritus.
 ¿Para quiénes son los sacramentos? Estos son el tercer elemento de curación. Los sacramentos no son un instrumento para la disciplina sino una ayuda para los hombres en los momentos del camino y en las debilidades de la vida. ¿Llevamos los sacramentos a los hombres que necesitan una nueva fuerza? Pienso en todos los divorciados y en todas las parejas vueltas a casar, en las familias ampliadas. Estos tienen necesidad de una protección especial. La Iglesia sostiene la indisolubilidad del matrimonio. Es una gracia cuando un matrimonio y una familia son exitosas. (…) La actitud que tenemos hacia las familias ampliadas determinará el acercamiento a la Iglesia de la generación de los hijos. Una mujer ha sido abandonada por el marido y encuentra un nuevo compañero que se ocupa de ella y de sus tres hijos. El segundo amor resulta. Si esta familia es discriminada, es puesta afuera, no solamente la madre sino también sus hijos. Si los padres se sienten fuera de la Iglesia o no sienten el sustento, la Iglesia perderá la generación futura. Antes de la comunión rezamos: “Señor, no soy digno…” Nosotros sabemos que no somos dignos (…) El amor es gracia. El amor es un don. La pregunta sobre si los divorciados pueden acercarse a la Comunión debería ser invertida. ¿Cómo puede la Iglesia llevar ayuda con la fuerza de los sacramentos a quien tiene situaciones familiares complejas?”
¿Usted, qué hace personalmente?
La Iglesia ha quedado atrasada 200 años. ¿Cómo no se libera? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de coraje? De todos modos la fe es el fundamento de la Iglesia. La fe, la confianza, el coraje. Yo soy viejo y enfermo y dependo de la ayuda de los otros. Las personas buenas a mi alrededor me hacen sentir el amor. Este amor es más fuerte que el sentimiento de desconfianza que cada tanto percibo frente a la Iglesia en Europa. Sólo el amor vence al cansancio. Dios es amor. Yo todavía tengo una pregunta para ti: qué puedes hacer tú por a Iglesia?”
Corriere della Sera, domenica 2 setembre 2012