viernes, 27 de abril de 2012

Discurso sobre Malvinas


Córdoba, 3 de abril de 2012.

Sr. Director, P. Luis de Maussion, S.J.,  docentes, preceptores y alumnos
Hoy nos encontramos recordando el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Por su cercanía en el tiempo y por su saldo negativo, esta evocación, junto al Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, se constituyen en las fechas más tristes de nuestro calendario escolar.
Las Islas Malvinas son un territorio disputado históricamente por varias naciones. Los primeros en tomar posesión sobre ellas fueron los franceses, entre los años 1764 y 1766. Posteriormente, España reclamó su potestad sobre las Islas y estuvieron bajo su dominio hasta el año 1811, cuando fueron evacuadas por los españoles. Quedaron desiertas hasta 1820, año en que el gobierno Argentino envió una fragata a tomar posesión y reclamar sus derechos sobre ellas, argumentando, entre otras razones, que las islas forman parte de la plataforma marítima argentina. En 1833 Inglaterra llegó hasta Malvinas,  hizo retirar a los habitantes argentinos y de manera ilegal las ocupó.
Desde ese momento, Argentina reclamó por diversas vías su soberanía sobre las Islas Malvinas y fue en 1982, tras 149 años de ocupación británica, que el Gobierno Argentino anunció el envío de militares a esa región para hacer efectiva la recuperación.
La decisión anunciada por el Presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri fue celebrada por el pueblo argentino, ya que la causa era sumamente justa y significaba una materia pendiente para todos los argentinos. Lo que la gente no sabía era que estaba siendo engañada…
El gobierno militar había advertido un retiro de fuerzas militares británicas de la región e interpretó esto como un signo de desinterés por parte de Inglaterra sobre las Islas. Frente a esta situación, creyeron que el desembarco argentino en la zona no iba a encontrar oposición y eso los animó…
Por otro lado, creían que recuperando las Islas iban a lograr mejorar su imagen pública. La cruel dictadura que habían instaurado en el golpe de Estado de 1976, la desaparición de personas y la profunda crisis económica que atravesaba nuestro país por ese entonces había debilitado el poder y la imagen del gobierno de facto, razones por las cuales los militares buscaban desviar la atención del pueblo y veían en la causa de Malvinas la forma de perpetuarse en el poder…
Lo cierto fue que el 2 de abril de 1982 se produjo el desembarco argentino en las Islas. Los marines que estaban a cargo de la custodia de la región fueron capturados y llevados como prisioneros a Montevideo junto al gobernador británico Rex Hunt. El puerto Stanley fue rebautizado como Puerto Argentino y desde ese momento asumió como gobernador de Malvinas el Gral. Mario Menéndez.
La respuesta británica no se hizo esperar. El gobierno de la primera ministra Margaret Thatcher también estaba atravesando un período de crisis y utilizó esta guerra como una manera de mejorar su imagen. Su primera victoria fue diplomática, puesto que Inglaterra consiguió que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declarase a Argentina como país agresor y le solicitase que abandonara las Islas.
Ante la negativa de Argentina de retirarse de la región, y luego de infructuosos intentos de encontrar solución al conflicto por vía diplomática, el 1° de mayo de 1982 comenzó la guerra.
El ejército británico estaba conformado por 28.000 soldados aproximadamente. El ejército argentino estaba compuesto por alrededor de 12.000 soldados, la mayoría de ellos jóvenes de 18 años con escasa o ninguna formación militar, enviados con armamentos obsoletos, sin tecnología y expuestos al frío, y en no pocas ocasiones, al hambre.
El principal combate en tierra, después del desembarco, se produjo el 28 de mayo, cuando un contingente británico formado por 600 hombres derrotó a una guarnición argentina mayor en número, tras un duro enfrentamiento. Los británicos avanzaron hacia la principal guarnición argentina que estaba situada en la capital. Poco a poco, mediante ataques combinados de artillería e infantería para acabar con la intermitente resistencia argentina, los británicos tomaron las tierras altas que rodean Puerto Argentino. El 14 de junio, los soldados argentinos, a las órdenes del general Menéndez, se rindieron.
En esta guerra murieron 649 argentinos: 323 durante el hundimiento del crucero General Belgrano y 326 en el archipiélago, y se calcula que al regresar, alrededor de 400 excombatientes se quitaron la vida. Además murieron 258 británicos. A estas cifras debemos agregarles los soldados que quedaron con secuelas físicas y psíquicas, fruto del combate.

Han pasado 30 años ya de este lamentable episodio. Transitamos el siglo XXI y resulta lamentable que aún exista un enclave colonial en las islas, es por ello que Argentina insiste en su reclamo por vía diplomática, reclamo que ya no es sólo nuestro, sino que adhieren a él muchos países.
Y hoy nos toca recordar, hacer memoria… no para quedar anclados en el pasado, sino para poder mirar hacia adelante y pensar en un país y un mundo mejor…
Recordar, hacer memoria para poder decir, convencidos, que la vida es un valor irrenunciable que debemos defender todos; nada justifica la muerte de estos soldados, argentinos y británicos, que ofrendaron sus vidas por las mezquindades de los políticos de turno…
Recordar, hacer memoria para entender que la violencia, con la guerra como una de sus formas, no debe ser nunca la solución a un conflicto.
Recordar, hacer memoria para evitar cometer los errores del pasado.
Al reafirmar en este día la Soberanía Argentina sobre las Islas Malvinas queremos rendir nuestro más sincero homenaje a estos héroes anónimos de la Patria, veteranos y caídos en la guerra… Que Dios premie abundantemente su generosa entrega.
Muchas gracias!

Prof. Lic. Lucas Blangino